Fue en mi primer discurso público, el día de mi presentación como candidato, cuando hice referencia a la oleada de recuerdos que me venían cuando al salir de mi casa recibía el aroma de las tortas recién hechas. Aún hoy me reconforta el olor de la fábrica Prieto Gordillo cuando elabora nuestra querida enseña, y recibo con una sonrisa y un olé susurrado el aroma centenario de las tortas de aceite. Olé, porque aún quedan personas que con el coraje de luchar por lo nuestro, por nuestras tradiciones, y seguros de no recibir premio alguno, ni reconocimiento, ni beneficio. A esas personas debemos mucho. A esas personas que a través de un siglo han hecho de Castilleja lo que fue... hasta principios de los noventa.
Una política municipal nefasta y, me atrevería a decir, hasta mediocre, dejaron Castilleja en la mayor de las ruinas económicas. Se marchó Inés Rosales de Castilleja dejando atrás la gloria de un pueblo levantada con sudor y esfuerzo durante más de ochenta años. Luego, para subsanar el error, nos trajeron Airesur e Ikea con promesas de pleno empleo y de mayor reconocimiento de nuestra ilustre Castilleja. Pero aún queda la melancolía de ver el éxito internacional de Inés Rosales, logrado lejos de su ubicación original.
Pero esos que padecieron la indiferencia institucional siguen comprometidos con nuestra historia. El reciente centenario de Inés Rosales no ha sido ignorado por el Ayuntamiento, y a modo de resarcimiento de la injusticia histórica cometida con las fábricas de tortas, el apoyo actual a las propuestas de la Dirección de Inés Rosales están logrando recuperar la memoria histórica del periodo más grandioso de nuestra querida Castilleja.
En mi época de concejal mantuvimos alguna reunión con el actual propietario de la mencionada fábrica. Fruto de aquella reunión se elaboró una moción en la que se solicitaba a la entonces alcaldesa Carmen Tovar que se organizase un acto de homenaje a las torteras de Castilleja y se instalase, en la rotonda de entrada a la población desde la vecina Camas, un monumento a esas mujeres que dieron a Castilleja el prestigio que se perdió en el tiempo. Aquella moción se rechazó con los votos en contra de todos los concejales del PSOE, apoyando su argumento en la existencia de una calle con el nombre "Las Torteras" y que era suficiente homenaje, además de acusarnos de demagogos y oportunistas. Incluso se atrevieron a presentar una moción, por la vía de urgencia, para anular un acuerdo plenario de la época en que se cerró la fábrica de Andrés Gaviño en el que se nombraron personas "non gratas" a sus herederos y que, parece ser, fue apoyada por el PP. Lo que nunca supimos es si también fue apoyada por el PSOE, porque no vimos dicha moción.
En la reunión que tuvimos con el propietario de Inés Rosales sí que sacamos muchas cosas en claro. Supimos cuales fueron las causas de que la fábrica cerrara y se fueran a Huevar, y supimos que Inés Rosales seguía comprometida con Castilleja y que quería recuperar el prestigio que había perdido entre los castillejanos cuando decidieron marcharse. Se habló de que querían crear un museo de la historia de la torta, recuperando fotos y recuerdos personales de quienes trabajaron en su elaboración, sin importar el nombre de la fábrica. Se habló de contratar a jóvenes del pueblo para que trabajaran en la fábrica de Inés Rosales. E incluso nos desveló que se había propuesto al gobierno local la creación de una escuela-taller para enseñar y preparar a nuestros jóvenes, para que tuvieran una salida laboral en el sector de las tortas.
De la recopilación de datos, fotos, etc., para la creación del museo de la torta hemos tenido noticias recientes, por parte del Ayuntamiento e Inés Rosales. Parecen haber logrado un entendimiento en una iniciativa de la propia marca de tortas. El apoyo institucional en este proyecto solo puede redundar en beneficio para todos, por lo que no cabe más que felicitarse por ello. Me gustaría, no obstante, que el gobierno local hiciese realidad el proyecto del monumento a las torteras, más por justicia social que por un simple reconocimiento.
De todas formas, queridos lectores, me he tomado la molestia de explicarles todo esto porque estamos en periodo preelectoral, y habrá quién intente adueñarse de las ideas de otros para sacar rédito político. En toda esta historia quién ha puesto la mayoría de las ideas ha sido Inés Rosales, hay que reconocérselo. Los políticos están, como dijo Adolfo Suárez, para hacer las utopías realidad.