Una llamada telefónica, y a las pocas horas me encuentro frente a él. Lo he visto en varias ocasiones, pero cómo no nos conocíamos y, además, como yo soy persona non grata en el PP, no nos presentó nadie. Un fuerte y efusivo apretón de manos es el punto de partida a una conversación que se ha hecho corta, y por ello nos hemos emplazado para seguir charlando.
Es un hombre alto, elegantemente vestido, con un torrente de voz que provoca respeto, pero cuya franqueza hace que le escuche con toda atención. Me explica que se siente molesto por la campaña de difamación que hacia su persona se está desarrollando en internet, en los blogs. Los comentarios que ha podido leer no le dejan lugar a dudas que quienes escriben lo hacen, o bien por desconocimiento de su persona, o bien instigados por alguien que quiere hundir su reputación.
Me cuenta su trayectoria vital y profesional. Cómo estudió medicina en Sevilla y se marchó a Barcelona para estudiar su especialidad. Allí inició su vida profesional, y ha trabajado durante treinta años, montando una serie de exitosos negocios que a día de hoy le dan dinero para vivir cómodamente y no tener que trabajar más en su vida. Primer rumor que se cae por su propio peso, ¿qué necesidad de chanchullos económicos políticos puede tener un señor dispone de una suficiencia económica reconocida?, tanto como para haber sido el mecenas de la candidatura pepera.
Me cuenta también sus inicios en política. Allá por principios de los años ochenta, cuando participó activamente en la creación del partido que llevó a Julián Salguero a la alcaldía, y que tuvo que dejar por tener que irse a Barcelona. Dice haber estado siempre pendiente de los devenires de nuestra querida Castilleja, a la que nunca abandonó, aún estando tan lejos. Siempre quiso volver a su tierra, aunque nunca dejó de hacerlo de forma esporádica varias veces al año, a visitar a familia y amigos, y ya de paso a ayudar a quien lo necesitara.
Dice no creer en ideologías, pero sí en las personas, y siempre ha sido amigo de quienes han querido Castilleja por encima de sus propios intereses. Aún conserva la amistad con quien fuera nuestra alcaldesa durante más de una decena de años, y de la cual ha sentido su marcha de la política castillejana, y más de la forma en que ocurrió todo. Quizás por ello decidió entrar en política para desalojar del poder a quienes han demostrado ser unos meros interesados en la “mamandurria” (dinero), como él lo define. Una suerte de aprovechados que miran más por su bolsillo que por devolver a su Castilleja el esplendor de antaño.
Convencido de la necesidad de quitar al PSOE del gobierno local se puso en contacto con la candidata del PP, a la que ofreció su ayuda desinteresada para lograr el salto a la alcaldía. Fue ella quien le propuso ir en la lista electoral del PP, y fue él quien le dijo que si le hiciese falta contara con él, pero en el último puesto de esa lista. Tras meses de precampaña Manuel se fue dando cuenta de que la candidata no era lo que él esperaba. La desconfianza de esta hacia todo su equipo hacía sospechar que tendrían problemas en el futuro. Su manera de querer manejar todo, y de coartar las iniciativas de sus compañeros, no gustaban. Llevaba meses sin hablar claramente de la lista, siempre ambigua, decía tener todo controlado.
Ella hablaba de los sueldos excesivos que tenían los políticos socialistas en el gobierno local, y que había que acabar con ello. Había que ser austeros si se llegaba al poder. Luego ha resultado ser todo lo contrario.
Llegó el momento de confeccionar la lista. Ella le propuso ir más arriba en la lista, y él le preguntó quienes iban en los primeros puestos. Cuando le dio los nombres de algunos de ellos, se lo pensó, pero finamente aceptó. Quiso que lo pusiera en el quinto puesto, porque no esperaban más concejales en las elecciones. Otro rumor roto. Si de verdad quería el poder, y quitarla a ella después de las elecciones, ¿por qué no hacerlo desde el número dos?, sería más fácil. Pero llegó el momento de decirle a los compañeros cual iba a ser la lista definitiva, y se desató la cólera. Algunos de los que llevaban años trabajando al lado de la candidata cayeron al final de la lista, cosa que sentó fatal. Unos decidieron largarse, con el sentimiento de haber sido utilizados para luego tirarlos sin remordimiento alguno. Otros pusieron el grito en el cielo y le recriminaron a la candidata su decisión. La lista acabó tirada encima de la mesa con el reproche de la candidata - ¡hacedla vosotros! -.
Se retocó la lista. Se sustituyó a los que se habían ido. Se prometió cosas a algunos, y se engañó a otros. A Manuel le prometió que iba a ser el portavoz, y que iba a llevar el tema de Sanidad y Consumo, excelente decisión. Pero luego se desdijo. Cuando Manuel empezó a elaborar un proyecto de actuación, en el que iba a mantener reuniones con algunas personas relevantes en la sanidad castillejana para conseguir acuerdos, la respuesta de la candidata fue que ella era quien tenía que asistir a las reuniones, y que por tanto desautorizaba cualquier contacto de Manuel sin su presencia o aprobación. Manuel le contó que las personas con las que quería reunirse eran amigos íntimos, y que si iba a delegar en él las funciones de Sanidad y Consumo debía ser él quien iniciara las conversaciones. La respuesta de ella fue tajante – no me fio -.
A partir de entonces llegaron los continuos reproches de la candidata. Desaprueba su amistad con la ex alcaldesa. Les hace ver a todos sus compañeros que conmigo no se debía hablar de nada, lo mismo que con el comunista. Éramos personas non gratas. En definitiva, los intenta amarrar en corto, no se fía ni de su sombra. Y llegaron los resultados electorales, todo un éxito.
La esperanza era negociar con IU su apoyo para ser alcaldesa, pero pronto ve truncada su ilusión. Pero quedaba una esperanza, que alguno de los díscolos de la lista socialista colocase su voto en la lista popular, el día de la investidura. Para ello había que desactivar la posibilidad de que alguno de los suyos “se equivoque de papeleta”, y les dice a todos que será ella quien les entregue el sobre con la papeleta. Otra muestra de desconfianza que a Manuel, hombre de palabra, le molesta muchísimo y decide no aceptar. - La papeleta la cogeré yo en el pleno, delante de todo el mundo, y la introduciré en la urna -. Los días previos al pleno de investidura no cesó de llamarlo por teléfono para convencerlo de que la votara a ella, desconfiando de que Manuel cumpliera su palabra. Pero la cumplió, y su voto fue para la candidata popular, como se había comprometido.
Pero luego vino el culmen. Con ocho concejales electos se convoca una reunión para decidir quienes iban a renunciar a su acta para dejar paso a personas más afines a la candidata. En las que ella confía. Lógicamente se desata la ira y perplejidad de quienes ella desea que renuncien a favor de sus amigos. De nuevo la desconfianza de la candidata desata una crisis interna que acaba por convencer a Manuel que con semejante persona no se puede trabajar.
Un día, con las propuestas económicas de IU en la mano, Manuel le intenta hacer ver a la candidata que sería buena idea apoyar esa iniciativa, que el alcalde sea el único liberado y que cobre un sueldo de 1.200 euros, además de otros recortes económicos significativos para las arcas municipales. Ella se niega en redondo. Si eso fuera así el PP no podría aprovechar la oportunidad que le han dado las urnas para incrementar sus ingresos económicos, y que tras todos estos años de precariedad económica era el momento de aprovecharse. Adiós austeridad.
Luego viene lo de la elección como Diputada Provincial. Cosa que ella sabía desde hacía tiempo pero que ocultó a sus compañeros. Manuel le propone que el dinero que va a cobrar de Diputación lo disponga para el partido en Castilleja, y desata la ira de la candidata que pierde los papeles y se atreve a descalificarlo gravemente. Aquí llega el punto final del paso de Manuel Sánchez Moya por el Partido Popular de Castilleja. Una vez comunicada su intención de abandonar la disciplina del PP por sus diferencias con la candidata, ésta le sometió a un acoso telefónico durante días intentando hacerle ver su error. Pero cuando una persona, de la rectitud de Manuel, se siente manejado por una persona sin principios ni decencia, no cabe más salida que alejarse de tan mala influencia, y luchar contra todo aquel que quiere hacer de Castilleja su cortijo económico. Atrás quedan los favores personales y económicos a quien ha demostrado no tener la suficiente grandeza ni capacidad para ser un día alcaldesa.
Esta es la charla con Manuel Sánchez Moya, y ésta es su versión de los hechos. Si hay otra versión la desconozco, pero este blog siempre está abierto a todos, incluso a ella, para que exponga su versión de tan lamentable suceso.